
EN EL INTERVALO DEL COMBATE
En el intervalo del combate, el guerrero descansa.
Muchas veces pasa días sin hacer nada, porque su corazón se lo exige; pero su intuición permanece alerta. Él no comete el pecado capital de la pereza, porque sabe adónde puede conducir ésta: a la sensación tibia de las tardes de domingo, cuando el tiempo pasa… y nada más.
El guerrero llama a esto “paz de cementerio”. Se acuerda de un fragmento del Apocalipsis: “Te maldigo porque no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero como eres tibio, yo te vomitaré de mi boca.”
Un guerrero descansa y ríe. Pero está siempre atento.
P. Coelho