
ESTÁN EN EL TAO Y EL TIEMPO TAMBIÉN ESTÁ EN ORDEN
“Una terrible sequía estaba devastando una parte de China. Los habitantes habían hecho todo lo que podían para conseguir que lloviera, pero nada les sirvió. Finalmente, decidieron llamar a un hacedor de lluvia.
El hombre llegó en un carromato cubierto. Era un viejecillo apergaminado que cuando puso el pie en tierra olfateó el aire con cierto disgusto. Pidió que lo dejaran solo durante unos pocos días en una pequeña choza en las afueras del pueblo y que le depositaran la comida ante la puerta.
Durante tres días no tuvieron noticias de él, y después empezó no solamente a llover, sino también a nevar abundantemente, algo que jamás había sucedido en esa época del año. Impresionados, los aldeanos le preguntaron cómo había conseguido que lloviera y que nevara.
El viejecillo dijo – Yo vengo de un lugar donde la gente está equilibrada; están en el Tao, y por tanto el tiempo también está en orden. Pero tan pronto como llegué aquí, vi que la gente no estaba equilibrada, y me contagiaron. Entonces me quedé a solas hasta que estuve otra vez en el Tao, y, naturalmente, empezó a nevar.”
Carl Jung
