
LA DUALIDAD Y SUS CONTRASTES – Isha Judd
La
matrix de la mente está siempre tratando de intelectualizar y entender. Está siempre enfocada en lo bueno contra lo malo, lo correcto contra lo incorrecto. De hecho, bueno, malo, correcto y equivocado son las bases de la matrix, pues observa todo desde el punto de vista de la dualidad o de la separación.
La matrix encaja el mundo dentro de categorías, etiquetando todo y a todo lo que nos rodean. Hasta cierto punto, estas etiquetas nos permiten etiquetar la vida humana, pero cuando se convierten en nuestra única forma de percepción y las consideramos verdades absolutas, perdemos la inocencia que se deleita en la maravilla de la existencia.
Nuestra percepción del universo físico está llena de contrastes y separaciones. Vemos abundancia y hambruna. Vemos las atrocidades de la guerra y la entrega desinteresada de visionarios como Gandhi y la Madre Teresa. Vemos toda suerte de cosas diferentes, creando separación y disparidad, así como tragedia y dicha. Lleno de contrastes, el mundo forma un paisaje increíble de diversidad y maravilla.
Aun cuando percibimos toda esta riqueza a través de la matrix del intelecto, todas las divisiones nos hacen sentir vulnerables, separados, pequeños. Nos identificamos con las distinciones tan fuertemente que perdemos de vista la vibrante belleza del panorama completo. La consecuencia es que somos superficiales. Estamos atascados en el intelecto, inmersos en las restricciones de la mente. Estar enredados en la
matrix nos hace flotar en la superficie de la vida en vez de ir a lo profundo, y así no logramos encontrar la plenitud que buscamos.
