La agresión, el insulto, y también el ansia de figuración y la manipulación encubierta, están hablando de impotencia y de debilidad, así como de falta de empatía con el otro que no es más que otra faceta de la esencia del ser. La libertad de expresión tiene como límites que no aceptemos insultos ni desprecios. Aspiramos también a que el presunto conflicto no continúe ad eternum. Estaría bueno que lo tomásemos todo con filosofía y con humor. Cada vida es corta y merece ser vivida a pleno, no tomándonos todo lo que sucede como personal
